Debido a la su extensión, el artículo está dividido en dos partes para mayor comodidad y comprensión. Aquí la primera, y la segunda la dejamos para la siguiente entrega de Psico y Trading.
Algo tienen las filosofías orientales que a los de este lado del planeta nos llama poderosamente la atención. Quizá por esa búsqueda de la paz mental tan idílica. El Zen, la aspiración al nirvana de los monjes budistas, la estrategia militar de Sun Tzu, incluso la armonía de las artes marciales. Como núcleo de ello se encuentra el Mushin, palabro que acabo de descubrir y que resulta que esconde la esencia del trading. Ahí es nada. Nace del taoísmo chino, sobre el que ya anotamos semejanzas con el actualmente célebre estoicismo. Se trata de un estado en el que la cabeza no se halla ocupada por ningún pensamiento ni emoción y, por tanto, está conectada con el precio. La mente permanece abierta y adaptable a todas las circunstancias del mercado. Es pura claridad y ausencia de ego. Nos mantenemos al margen de distracciones, preocupaciones, miedos e inquietudes. Exento de ira y de juicio. Pura objetividad. Sin duda, la condición mental ideal para hacer trading. Está relacionado también con el estado de flujo —flow—. Bajo su influencia, el trader es totalmente libre de actuar y reaccionar sin el lastre de los sesgos típicos. Se trata de la famosa intuición o instinto, concepto tan denostado en el trading, que se supone debe ser 100% sistemático y robótico. Una confusión de términos, porque no se entiende que, en realidad, se trata de una reacción natural, aprendida y entrenada. Y no es un estado de relajación ni inactividad. Al contrario, la mente trabaja a muy alta velocidad. En equilibrio y armonía, a través de la disciplina mental.
Influenciado por dicho concepto filosófico, en una tesis doctoral de 2016 de la Universidad Complutense de Madrid, se denomina «sistema Mushin» a un proceso de entrenamiento de interpretación —actuación— combinando principios de artes marciales. Una peculiar mezcolanza, y más si agregamos, que haremos aquí, la variable que nos interesa: el trading. Pero cuando las verdades sobre un oficio son lo suficientemente profundas, se convierten también en verdad para cualquier otro. Así, no es la primera vez que hablamos de actores y trading. Y en cuanto a las analogías con las artes marciales: disciplina, canalizar la energía, aprovechar los movimientos del contrincante, humildad… Independientemente de que lo aprendido sea una posición de ballet, la forma de controlar un balón en carrera o la correcta ejecución en el trading, se trata de interiorizar y controlar con eficacia una serie de aspectos aprendidos. El aprendizaje tiene una estructura muy concreta que se repite en todas las disciplinas de alto rendimiento. Y hablando de artes marciales, aprendizaje y Mushin, debemos mencionar a Bruce Lee. Icono de la cultura pop del siglo XX que revolucionó el kung-fu. Sobre el adiestramiento comentó algo que bien podríamos aplicar directamente al trading. Señalaba que existen tres estadios distintos de desarrollo: el primitivo, el mecánico y el espontáneo. Veamos esta interesante concepción de cómo aprendemos a hacer trading de forma consistente.