#95 El duro trabajo del trader principiante
La obligatoriedad de hacer un gran esfuerzo para alcanzar la rentabilidad.
Tengo sensaciones encontradas respecto a cómo afrontar el camino al trading de éxito. No me gusta mucho esa última palabra, de hecho. El «éxito» es algo subjetivo y, por lo tanto, poco aplicable a todos los traders. Es preferible hablar de la maestría del trading. Además, suena mejor. Como fuere, en ocasiones tengo sentimientos encontrados. Es evidente que el trabajo duro es obligatorio para alcanzarla, pero siempre hay peros. Se confunde el esfuerzo consciente, tan necesario tanto a nivel técnico como emocional, con la necesidad de control. Es aquí cuando entra en juego el ego y, por desgracia, donde la cosa se tuerce. El ego, como ya vimos, debe ser un aliado del trader, solo que no es nada sencillo traerlo al terreno de los intereses operativos. Pero ni en nuestro camino en este negocio, ni el mercado, que son cuestiones paralelas, se pueden controlar. Es preferible fluir con ellas. Y aquí nace el conflicto entre pensamientos. Esfuerzo máximo, casi obsesivo, hasta quemarse las pestañas frente a la pantalla analizando precios. Pagar la factura de ser trader. Muy bien; aceptamos barco como animal de compañía. Pero también necesitamos que el subconsciente se exprese. El «estado de flujo» durante la sesión de trading, el desapego a los resultados y desarraigo a las pérdidas. Si lo intentamos forzar, la magia desaparecerá. Y la necesitamos para ser ganadores. Requerimos tanto la técnica como el arte. La objetividad y el instinto. Así que de esa pelea reflexiva, que creo sana, nace la persecución del equilibrio.
El equilibrio es algo así como la solución a todos los males del trading. Para ello, las filosofías antiguas suelen ayudar, aunque también tienen sus puntos de fricción. Si no tenemos en cuenta los matices, coinciden en muchas premisas, pero en ciertas otras son diametralmente opuestas. El taoísmo, la filosofía china del Tao —camino— invita a obtener el resultado deseado «sin intentar alcanzarlo». Dice que la mejor manera de hacer las cosas es procurando no hacerlas. Suena un poco a lo que se cuenta en el libro El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda. Y si eliminamos el copywriting malote barato, por ahí van los tiros. Se refiere a sin apegarse al resultado final. Cuando no nos preocupamos por él es que podemos fluir hacia él, pues cualquier cosa que hagamos «demasiado», eventualmente nos hará daño. Es puro trading esto. Sobreoperar, sobreoptimizar…
Dicho desapego a lo que no podemos controlar es muy del estoicismo, también. Hoy está muy de en boca de deportistas, artistas y traders. Las modas siempre vuelven. Como filosofía de vida es magnífica. Las herramientas mentales de los estoicos son una gran ayuda para la psicología del trader. El problema es que se aplica mal. Abogan por el esfuerzo de lo controlable y el compromiso con la excelencia, pero se desvirtúa y transforma en autoayuda vacía e inútil. Se receta estoicismo contra el victimismo y se pone en un pedestal libros como el famoso Can’t Hurt Me, de David Goggins. 4,8 estrellas en Amazon y, sin embargo, completamente decepcionante. El valor de las lecciones de vida es dudoso en el mejor de los casos, y peligroso en el peor. En cierto modo, parece que se está castigando a sí mismo por sus traumas de la infancia. Si acaso, lo único elogiable es su poder de inspiración, algunas lecciones de vida y un par de trucos psicológicos. Y sí, a los traders nos va a tocar trabajar muy duro, pero sin tantas gilipolleces. A ver: