#85 La emocionalidad en el trading a debate (I)
Una opinión sobre la certidumbre, la objetividad, la profesionalidad, la actitud y otras cosas de trader. Parte I
El artículo me ha quedado algo largo, por lo que se divide en dos partes para que el lector pueda extraer correctamente los aportes y, así, reflexionar con tranquilidad sobre las dudas planteadas.
Como venimos comentando en los ochenta y tantos artículos publicados —aquí y aquí—, el trading depende mucho más de la actitud que de la aptitud. Por descontado, ayuda y es preferible disfrutar de ciertas cuestiones innatas. La toma de decisiones objetivas bajo presión, intuición operativa, aversión al riesgo, pensamiento probabilístico, adaptabilidad, disciplina, perseverancia e inteligencia emocional. Ojalá disponer de ellas de forma natural, ¿verdad? Si no, por suerte se pueden ejercitar hasta alcanzar un mínimo viable. Para ello, para materializar dichas competencias que los mercados exigen, se precisa de actitud. Es un tema pantanoso este, pues las mierdas motivacionales han hecho, y hacen, mucho daño. Hablar de la actitud y mentalidad del trader nos puede llevar por derroteros indeseados. Pagamos justos por pecadores, y a los que gustamos de divulgar de psicotrading se nos mete en el mismo saco que a los gurús del postureo positivo. O peor aún, en el de los coaches machitos alfa. Nos lo tenemos merecido, pues a ciertos representantes del psicotrading les renta soltar ideas vacías, al estilo de los «consejeros espirituales» de los antes referidos.
Con esa presión añadida que me vi en un corrillo petit comité en el descanso de un foro de traders. En el típico lunch que la gente aprovecha para hacer coworking —por estas cosas nos merecemos la fama—. La verdad, no gusto de asistir a tales eventos, y menos participar, pero fui arropado por unos buenos e insistentes amigos, también traders. Constaté ahí que no deja de sorprenderme gratamente la capacidad de algunos de expresar sus inquietudes ante pseudo desconocidos. —Con un par había interactuado por redes sociales y conocían mi trabajo, pero poco más—. Uno de ellos expresó con cierto desamparo y a quemarropa su preocupación. Quería profundizar sobre cómo afrontar esta profesión bajo la postura más adecuada. Que llevaba un año operando y, a pesar de los avances, no acababa de encontrar ese algo. Estaba incómodo con su trading, e incluso abatido por los malos resultados. El desempeño técnico lo tenía bastante encauzado. Siempre es mejorable, pero no parecía el problema. Un segundo le espetó el tema de la actitud con la que arranca este artículo. Si bien su intención era buena, a nadie le gusta que le muestren las vergüenzas. Hubo cierta tensión y risas flojas. Por mi parte, de momento, permanecía en un discreto segundo plano. Así pues, empezamos a charlar sobre esa «otra cara» del trading al margen del análisis, la técnica y la sintonía con el mercado. De cómo mejorarla para no abrir cada posición con los dedos cruzados.
No es fácil recomendar formas de actuación de cuestiones muchas veces subjetivas. Pero ya que hemos venido y los canapés son gratis, hablemos de actitud, de trabajar bajo la incertidumbre y, de nuevo, a ver si así nos entra en la cabeza, de la gran importancia de la gestión emocional en el trading. De si el psicotrading sirve para algo. Esta vez, dentro de un debate con opiniones contrapuestas, que perfectamente se puede extrapolar al autodiálogo y esas luchas internas que cualquier proyecto de trader serio se planteará en algún momento. Veamos: