#75 Efectos especiales XIII: Default
Cómo las configuraciones por defecto son peligrosas para nuestro trading.
En su muy recomendable libro Invicto, Marcos Vázquez habla de un pequeño cambio que supuso una gran diferencia para Netflix. —Lo vimos por encima aquí, ¿se vale repetir?—. Cuando en 2012 introdujeron la funcionalidad post-play, generaron un importante aumento en el consumo de contenido. Anteriormente, para ver el siguiente episodio de una serie, se tenía clicar en un botón. Ahora, se debe proceder a fin de no seguir viendo. Es decir, el nuevo capítulo se reproduce por defecto. Solo se detiene la reproducción si se realiza la orden de que no ocurra. La diferencia es sutil, pero a menudo nos vemos lastrados por la opción preconfigurada. Esto supuso un ingente aumento en los episodios visualizados de forma continua. Nacieron las maratones de series. Un salto muy lucrativo para la plataforma que, por supuesto, copiaron las demás y hoy es un estándar. Se trata de un ejemplo de la manera en que el entorno nos condiciona. De cómo lo prefijado es preferible al esfuerzo de contradecirlo. No es por vagancia, que también, sino por el famoso ahorro de energía evolutivo. Esto da que pensar sobre en qué grado las decisiones son en realidad nuestras. Nos dejamos arrastrar en más ocasiones de las deseadas por aquello que ya nos viene dado. Conscientes o inconscientes, la capacidad de elección se ve hackeada e influenciada por agentes externos. A esto se le llama efecto default o “por defecto”. Y, por supuesto, en el reino de los sesgos que es el trading, también tiene su territorio. Uno enorme y bien defendido.
El efecto default es una teoría asociada a la psicología detrás del consumo. Por lo tanto, es la industria la que procura aprovecharse. Aunque no solo ella. En los “empujones” ya vimos que somos influenciados y no siempre tienen por qué tratarse de implicaciones perjudiciales. Algo que, como traders, podemos incluso usar a nuestro favor. El caso es que, ante una elección, se diseñan contextos donde la más probable sea aquella asignada por defecto. Por la que nos decantamos por no tener que hacer nada. Ocurre, por ejemplo, cuando aparece marcada como predeterminada la casilla de “acepto los términos y condiciones”, que nadie lee y siquiera recuerda haber consentido. Por descontado, será la de interés económico para la compañía de turno. Las empresas y organizaciones son conscientes de ello, por lo que tratan de aprovechar estas dinámicas de pensamiento para sacar beneficios. Y qué es el trading, qué es el mercado, sino una de las mayores industrias del mundo. Una donde el modelo de negocio se basa en que parezca que somos libres de elegir, de ganar, pero que se nos guía por un embudo invisible de intereses. Dirigen nuestras conductas para sacarnos la pasta.
A diferencia de otros trucos de persuasión típicos, el efecto default se camufla mucho mejor. Llega a ser imperceptible porque se le subestima. Toma la forma de detalles nimios. Fáciles de solucionar. Aun así, resultan inquietantemente efectivos como manipuladores de nuestro comportamiento. Son cambios pequeños, sutiles, incluso con apariencia de ayuda. Pero, si lo pensamos bien, alguien está decidiendo por nosotros. Desde la temperatura de los termostatos hasta la configuración de nuestro nuevo smartphone. Incluso hacerse donantes de órganos sin saberlo. Sí, por impactante que parezca, en algunos países es la opción predeterminada, pocos se percatan, por registrarse para obtener el carnet de conducir. Chequea que seas voluntario sin saberlo. También en las condiciones del bróker, en la configuración del graficador, en las influencias a la hora de posicionarse, en las distracciones durante la operativa o la ausencia de hábitos disciplinados. Reflexionemos sobre ello: