El trading es probablemente la profesión más difícil del mundo. Y no me refiero precisamente a las cuestiones técnicas, eso es relativamente fácil de dominar, sino que aún siendo absoluta la libertad de movimientos que el oficio confiere, tarde o temprano te verás en la obligación de asomarte al abismo y cruzar miradas, que diría Nietzsche (más o menos). Tan paradójico como inevitable. No todo el mundo podrá sostener la mirada y la mayoría acabarán por abandonar. En numerosos casos, de manera dramática.
El trading, ya sea entendido como vehículo de inversión o como despectiva especulación, es simple y llanamente una profesión más. Con sus especializaciones de alto rendimiento, a priori sin techo de beneficios económicos y laborales, donde la contraparte pretende ser el enemigo al que extraer un determinado rédito económico. El Goliat al que enfrentarse en clara inferioridad de condiciones. Pareciese necesario tirar de épica para conseguirlo, ¿verdad? Representativo esto de que se empieza en este mundillo con el pié cambiado. No es culpa de nadie. Así está diseñado.
Pero no, ellos, los que están al otro lado de la pantalla, solo hacen lo que deben, que para eso son los dueños del tinglado. El verdadero enemigo está mucho más cerca: tú. Y eres tan enemigo como aliado de ti mismo, de tu ego y de tus intenciones; de ahí lo complejo del asunto. La vida misma supervitaminada y mineralizada, encapsulada en una vela japonesa.
Dejando a un lado la teatralidad, que te advierto desde ya que suele perseguirme, la idea aquí es poner el foco en las cuestiones inherentes a los sesgos cognitivos, el condicionamiento humano, el ruido1, las conductas evolutivas y demás pajas mentales (desde un enfoque no profesional2 y autodidacta), sobre las que habrá que cuestionar(se) y trabajar(se) para que hagan las veces de pegamento entre el desempeño técnico, la gestión del riesgo, las secuencias estadísticas, la mejora continuada y el resto de cuestiones necesarias para alcanzar el éxito en los mercados. Esta es, en mi modesta opinión, una descripción rápida y no por ello menos certera de lo que sería el psicotrading que aquí se trata.
Intentaré en adelante arrojar algo de luz y proponer debate sobre la amalgama de cuestiones a etiquetar como ‘psicotrading’, que ten por seguro que se pueden extrapolar a muchos otros ámbitos de la vida cotidiana y profesional. En ocasiones, podrán desembocar en una práctica deliberada3 y en otras muchas, la mayoría, en reflexión. En cualquier caso, mi deseo es que te sean de utilidad y, puestos a pedir, que empujen hacia delante el desempeño de tu trading. Y el mío.
Te han invitado a esta fiesta que es el mercado sin pedirte acreditación alguna, ni exigir etiqueta. Si quieres salir airoso, no solo eso, exitoso, debes (debemos) reestructurar, reorientar y redefinir el modus operandi de nuestro cerebro, de entrada totalmente inadaptado a lo que el trading de éxito exige.
Vamos a ello y a ver qué sacamos en claro.
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Variabilidad no deseada en juicios sobre un mismo problema (Daniel Kahneman).
No soy psicólogo y en esta newsletter no se hace psicoanálisis de ningún tipo.
The Role of Deliberate Practice in the Acquisition of Expert Performance. K. Anders Ericsson, Ralf Th. Krampe y Clemens Tesch-Romer.
Hola David. Actualmente me encuentro en aprendizaje y mejora. En este punto supongo que hay tres opciones. Tirar la toalla, obcecarse, y asumir los hechos y la realidad y formarse para minimizar el riesgo de que vuelva a pasar. Muchas gracias por compartir tu opinión, he llegado a través de David Leyguarda, y como te dije en el tweet, la oportunidad de tener un lector asiduo la tienes. Un saludo desde la esquina suroeste
Gracias David, te leeré cada semana. Cuando empecé este "reto" del trading lo veia complicado pero cuando algo te gusta lo haces con ilusión; ahora que llevo más de un año y con resultados negativos cada vez tengo más claro que la cabeza y el entorno personal son un pilar esencial en los resultados finales.
Te deseo lo mejor !!