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Huelga decir que existen muchas formas de aprender. En nuestra etapa estudiantil se nos trata, por norma y vía decreto, como borregos, por lo que la inclinación al pensamiento simplista está justificada. Una vez en la adultez, deberíamos tomar nuestras propias decisiones. Deberíamos… El caso es que surgen intereses impensables de niños. Impensables e improcedentes, por mucho que salives con la fortuna que hubieras amasado si un viajero del futuro hubiese visitado tu época juvenil susurrándote un secreto: compra acciones de AAPL 0.00%↑ (probando). O el almanaque deportivo que el Biff Tannen viejo hace entrega al Biff Tannen joven en Back to the Future II. Estabas a otras cosas; las que tocaban.
Ahora nacen en ti intereses tan variopintos como las recetas de robot de cocina, la cría de Axies1, el running (sorry)… o el trading. Y, claro, vuelta al aprendizaje. Aprecia el detalle: aprender, que no estudiar. Aprender es una elección, estudiar una obligación. La motivación del aprendiz es adquirir conocimientos y habilidades. La del estudiante, obtener una nota que, puestos a pedir, preferentemente que sea de aprobado en adelante. Entonces, aclarado que eres un aprendiz (de trader), lo procedente es tipificar en clases y fases que ayuden a objetivar situaciones concretas. Dependiendo de tu paradigma como aprendiz, te será más o menos complicado, o quizá improbable, ir quemando una serie de etapas hasta dominar la materia. Por cierto, si te preguntas cuándo se deja de ser aprendiz, diría que, básicamente, si no eres maestro es que eres aprendiz.
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