Hasta el tonto del pueblo puede hacer un trading rentable
Si crees que necesitas un alto CI para ejercer una operativa consiente, estás equivocado.
Hasta el tonto del pueblo puede hacer un trading rentable.
Si crees que necesitas un alto CI para ejercer una operativa consiente, estás equivocado.
El reto es enorme, sin duda, pero te voy a hablar de un tipo que consiguió algo más impresionante siendo el rarito de su pueblo:
Ferdinand Cheval (1836-1924) fue un cartero francés de origen rural y con claros signos de autismo (y quizá algún grado de esquizofrenia).
Un día, repartiendo postales, quedó impresionado por una que mostraba un palacio oriental.
Se obsesionó con las imágenes de castillo y templos de variopintos lugares y culturas.
Haciendo su recorrido habitual, encontró una roca de forma peculiar, atractiva para él, que guardó en su bolsa.
Así, durante bastante tiempo, fue recolectando piedras de diferentes tamaños y clases, apilándolas en su terreno.
Se le podría ver por las calles con su carretilla de madera en búsqueda de piezas aún más especiales (según él).
Los vecinos no tardaron en tildarlo de loco, el tonto del pueblo, amontonando piedras en un solar.
Pues bien, el incomprendido cartero, que nunca se formó ni tuvo acceso a orientaciones técnicas, que debió luchar con adversidades como la muerte de su esposa e hijos, y que sufrió las burlas de sus vecinos, creó una obra conocida como “Palacio Ideal” (Palais Idéal):
Un monumento, hecho sin ayuda y con sus propias manos, basada en los palacios y castillos de las postales que entregaba.
Un homenaje a su fallecida hija Alice.
Hoy, la obra está reconocida y protegido por el gobierno francés como un ejemplo de arquitectura naif o arte marginal, y se puede visitar.
¿Cómo lo consiguió?
Lo logró trabajando por las noches durante los siguientes 33 años, después de cumplir con su jornada de cartero, en la que, en promedio, según reconoció el servicio postal francés, recorría 22 kilómetros diarios.
Esto, que podría ser otra bonita historia de motivación, donde el foco en la misión de alguien sin medios y despreciado por su entorno, en realidad no tiene nada de especial.
No me malinterpretes, lo es, pero aun a riesgo de pecar de reduccionista para ofrecerte una lección condensada, en realidad solo es cuestión de constancia.
Porque si te propones con un proyecto cada día…
… en 33 años lo habrás conseguido, por narices.
No seré yo quien te diga lo que tienes que hacer.
Pero si creas el hábito de cada día estudiar el mercado, de backtestear los sistemas, de practicar con el precio bailoteando, en definitiva, de trabajar deliberadamente en tu trading a diario, muy mal se te tiene que dar para no conseguirlo.
Insisto: Sé que las circunstancias de cada uno son las que son y no a todos le aplica esta máxima que, siendo certera, podría causar frustración a quien no vea manera de replicarla (profundizaré en esto en mi próximo artículo en Psico y Trading).
Pero hoy quería hacerte ver que tus limitantes son en gran parte moldeables.
Que no es imposible alcanzar la rentabilidad en el trading.
Y todo aunque no disfrutes de un alto CI, no tengas formación superior, incluso no goces del apoyo de tu círculo (que sería lo ideal, pero no suele ocurrir).
Muchos otros, seguramente menos capacitados que tú, ya están rascando beneficios de forma consistente del mercado.
No es sinónimo de éxito asegurado, no. Pero sin duda tienes muchas más papeletas. Y sin ellas, olvídate.
La moraleja de la historia reside en el poder de la constancia, de la visión del objetivo y de pringarse las manos a diario.
Llueva o truene, y aunque te tomen como el tonto del trading… Ahí mirando las rayitas verdes y rojas en la pantalla durante horas.
Preséntate siempre.
Eso sí, intenta no dedicar 33 años para ver resultados.
Con los artículos premium no tendrás que esperar tanto:
PD:
En el próximo artículo, profundizo en las dos clases de motivaciones que nos hacer buscar la rentabilidad en el trading, y sobre el peligro de que una desplace a la otra.
David