#55 El ciclo tóxico del trading
No conseguirás progresar hasta que rompas la intoxicación emocional en la que inevitablemente te ves envuelto cuando empiezas a hacer trading.
En el artículo anterior hablamos del entorno y la nociva influencia que suele representar para el pobre e incomprendido proyecto de trader. Permíteme empezar este nuevo con una aclaración al respecto. Si por algún casual te dio la impresión de que puedes culpar a terceros de una situación de inconsistencia operando, quítatelo de la cabeza. La responsabilidad es solo tuya. Personal e intransferible. De ti depende lo que puedas reparar o lo que decidas ignorar al respecto. De posicionarte cuan enemigo moral o de ejemplo a seguir. Y como tal, culpable hasta que se demuestre lo contrario, no solo has de permanecer vigilante a tu alrededor. Si te entretienes en demasía con lo externo, lo interno te atacará por los flancos en un rápido movimiento de pinza. —Me ha quedado un oxímoron cojonudo—.
El trading es muchas cosas. Sobre todo, es posibilidades. Nuevas opciones y perspectivas. La promesa de dinero y tiempo para hacer con ellos aquello que resuene con tus valores. Pero el precio a pagar es muy alto. Que esta profesión esté tan bien remunerada no es casualidad. El problema es que no serás capaz de atisbar la profundidad de la cueva hasta que no te metas de lleno en ella. Y en más ocasiones de las deseables, la sorpresa es mayúscula. Una hostia de realidad que te deja aturdido. Es cuando se te aparece, cual polstergate, la cara amarga del negocio. El agujero negro atrapa y engulle toda luz que te hizo apostar tus sueños al trading. Esta se apaga, y a tientas es complicado moverse en el despiadado mundo de los mercados. A causa de ello, corres el serio peligro de entrar en un bucle. De pegártela contra la pared una y otra vez. Se produce la intoxicación emocional del trader. Como con el estramonio. La venenosa hierba del diablo. Te atrae su bonita apariencia, pero es tóxica de la hoja a la raíz. Igual que el trading, que te tienta con sus encantos, podría ser económica y psicológicamente letal si no se manipula como es debido.
La intoxicación emocional en trading afecta a tu desempeño, por supuesto. Pero no solo eso, también incide en tu bienestar psicológico y físico integral. Te sientes irritado, depresivo, fatigado… inestable. De esta forma, algo que si bien es parte tu vida, no la define, acaba acaparando todo tu tiempo y espacio. Buscabas cambiar para convertirse en aquel que el mercado requiere y has acabado transformándote en algo peor. Pero es inútil respecto al objetivo perseguido. Estallan conflictos personales que antes no existían o, en todo caso, que carecían de relevancia. Te vuelves irascible e intransigente. Con los demás, sí, pero también con la vocecita de tu cabeza. No la soportas. Esa incapacidad tuya para ejercer como trader, independientemente del motivo, sea por falta de aptitudes o, más probable, por encontrarte aún en una fase temprana de desarrollo, se empieza a enquistar y amenaza con metastasearse en el resto de tu vida. Frustración pura y dura. El síndrome de burnout. Agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar tu personalidad y autoestima.
El porqué de esto, el origen, el primer diente de la rueda del engranaje, empieza con una simple expectativa. Así de inofensivo, pero que, en seres emocionales, poco a poco va cogiendo inercia negativa hasta convertirse en un ciclo tóxico. Veamos cómo reconocer cada fase para cerciorarse del problema. Pero antes, la sintomatología:
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