Dentro de pocos días, se celebran elecciones generales en España. Tranquilo, no voy a hablar de política. Soy trader, por lo que hasta cierto punto abrazo el sado, pero eso ya sería demasiado. El pre de dichos comicios son los debates televisivos. Al parecer, hubo uno esta semana entre los principales candidatos al Trono de Hierro a.k.a. Moncloa. Digo que «al parecer» porque no lo vi. Tenía cosas de mayor prioridad, como hacerme las uñas de los pies. Llega el verano y uno gusta de lucir pinreles. El caso es que, en la disputa, uno y otro, utilizarían las típicas estratagemas barriobajeras. Cuchillos volando, «y tú más» y otras lindezas. Y eso aun sin presenciar el espectáculo, pero no me cabe la menor duda. De todo y nada útil. Así son los políticos. Mejor no te encuentres con uno en una calle vacía, en una noche oscura. Personajes con la habilidad del rumorese, o hablar mucho sin decir absolutamente nada. Juntar un vocablo tras otro. Sin preocuparse de que el mensaje sea coherente, tenga significado o aporte valor. Palabras vacías, términos ambiguos y contradictorios. El lenguaje de todos aquellos que quieren presidir, pero no tienen nada importante que aportar a la sociedad.
Otra burda manera de afrontar la contienda, que debería ser algo serio y no, es servirse de una técnica llamada galope de Gish. También conocida como «ametralladora de falacias», lo que ya da buenas pistas del nivelazo. Y es que la calidad del debate refleja la salud de la democracia. En fin. El asunto, a usar como analogía de los movimientos del mercado, consiste en lanzar una rápida sucesión de argumentos, independientemente de su exactitud o validez. Verás qué bien encaja este efecto con las manipulaciones en el trading. Permíteme teorizar al respecto. Alegaciones engañosas, medias verdades y tergiversaciones en el desplazamiento del precio, en un intento de arrinconar a la contraparte.
El galope de Gish es un término burlón acuñado por la antropóloga y escritora Eugenie Scott en «honor» a Duane Gish. El bioquímico estadounidense y miembro destacado del movimiento creacionista —que defiende que el universo y la vida se originaron por acción divina— ideó la táctica en el siglo XX en sus debates contra defensores de la evolución. Su intención era abrumar al oponente, quedando este sin tiempo suficiente para refutar falsedades. Copar todo el intervalo de su intervención con una lluvia de afirmaciones de dudosa veracidad. Pretendía, así, dominar la discusión. Confundir al adversario hasta el punto de hacerle vacilar sobre la posibilidad o no de rebatir los alegatos vertidos. Más que una supuesta elocuencia, es un intento de desviar la atención. De sembrar dudas sobre la capacidad del rival. Muy poco honesto por su parte. Justo lo que le interesaba, como ocurre en nuestro negocio con el trader profesional. Al igual que en los debates, con el galope de Gish, los tiburones buscan confundir y engañar al resto de participantes persiguiendo la liquidez. Precisas de una preparación adecuada, sólidos principios y la habilidad de objetivar la información, para protegerte y contrarrestar esta táctica ilusoria.
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MANIPULANDO, QUE ES GERUNDIO
Si bien ya estás enterado de las maniobras que buscan imponer cierta narrativa a los despistados, aprovechándose de su falta de conocimiento y de experiencia, el pan nuestro de cada día, la idea de la «metralleta de falacias» es cuando muchos de esos escenarios que conoces, y los que no, se vierten de golpe. No sabes ni por donde te da el aire. Utilizan una sucesión rápida de acciones engañosas para desorientar al retail. Aprovechan su velocidad y recursos en el mercado, justo lo que le falta al lento trader novel, para liquidar tanto a los posicionados en largo como en corto. No se salva ni Dios. Es cuando observas una figura técnica y proyectas un resultado hipotético, por ejemplo, posicionarte en el testeo de la neckline de un HCH —sé que es mucho simplificar, pero recuerda que se trata de un ejemplo—. Incluso el chartismo te indica el posible recorrido en función del rango de dicha forma. Entonces, una vez estás dentro, se desmiente y el precio recupera la zona. No era un test. Durante el contradicho, en tu cabeza se refuerza la idea opuesta. Así, te posicionas en consecuencia. Has puesto la otra mejilla y justo ahí te has llevado otro tortazo, pues el precio vuelve a girar en tu contra. ¿Manía? Nada de eso. Simplemente, mereces perder. No te da tiempo a reaccionar después de tantos bandazos.
Ciertamente, profesionales e instituciones despliegan una variedad de tácticas para engañar, obtener ventaja y, en particular, liquidez. Tienen el poder y los recursos de influir en los precios de los activos financieros. No siempre, y no durante todo el tiempo. Es una realidad a aceptar. En ciertos casos es incluso ilegal, pero puede ser difícil de detectar desde los reguladores y demás autoridades. Hasta para los propios manipuladores, si se les va de las manos. Algunas son:
Stop hunting, o lo típico, por ser lo más representativo del análisis técnico, de llevar el precio de un activo a un nivel específico donde se sabe que los traders minoristas han colocado sus stops loss, liquidando sus posiciones. Una vez que el precio alcanza ese nivel y las órdenes se activan, sirven como combustible para los profesionales, situados en el lado contrario.
Divulgación selectiva. Suyo es el acceso a información privilegiada. Y lo que ofrecen al retail son datos incompletos, sesgados y distorsionados. Noticias interesadas en medios. Otra vuelta de tuerca es el stock bashing, donde utilizan campañas de desinformación para dañar la confianza en una acción, lo que lleva a una subvaloración de la misma, y poder comprarla más barata.
Ejecución asimétrica. Emplean algoritmos de alta frecuencia y conexiones directas con los mercados para ejecutar operaciones a velocidades mucho más rápidas que las de los minoristas. Esto les permite tomar ventaja de las fluctuaciones de precios en milisegundos y obtener beneficios antes de que los demás puedan siquiera reaccionar.
Spoofing y layering, donde colocan órdenes de compra o venta falsas para crear una ilusión de demanda u oferta. Rellenan el libro de órdenes con grandes posiciones simulando una fuerte presión hacia un lado. Luego, las cancelan antes de que se ejecuten.
Pump and dump, o inflar el valor de una acción o subyacente de baja capitalización de forma artificial para, poco después, comenzar a venderla con fuerza. Buscan atraer compradores a los que empapelar con sus ventas. También se puede hacer lo contrario —poop and scoop—, pero es menos común.
Front running, o el acceso privilegiado a información, cuando ejecutan operaciones en su propio beneficio. Es un modo ilegal de especular en el que un intermediario conoce las órdenes del cliente y las usa para sacar rédito propio. Se adelantan ante importantes paquetes de órdenes a fin de posicionarse y obtener ganancias.
Wash trading, donde se vende y recompra el mismo activo en el mercado a fin de generar actividad y aumentar el precio. Parecido es el churning, donde se colocan tanto órdenes de compra como de venta al mismo precio. El objetivo es aumentar el volumen, atraer inversores adicionales y, así, elevar la demanda.
¡Todo junto y/o entremezclado!
Una veces simple ruido de mercado, otras fuerzas no necesariamente de acuerdo y, otras tantas, todo a la vez, contigo en el vórtice del huracán: el efecto galope de Gish en tu trading.
OTRO SISTEMA ENTERRADO POR LA AVALANCHA DE CAMBIOS EN EL MERCADO
Llegados a ese punto, dudas de tu propia capacidad para rebatir todos esos falsos movimientos. Dudas hasta de tu sombra, de hecho. Te es imposible tomar decisiones medianamente objetivas al moverte por información distorsionada. Sólo te queda la impulsividad. El tiempo apremia y esa oportunidad inducida se te podría escapar. Complicado corroborar si el movimiento está alineado con tu sistema, cuando lo que se presenta ante los ojos es inverificable. Encima, si trabajas en temporalidades de daytrading, con el tiempo en contra. Reconoce que en ciertas fases de tu desempeño, tu conocimiento limitado no ayuda. Por todos estos vaivenes que los sistemas suelen dejar de funcionar a los pocos meses cuando según el backtesting parecían rentables. El mercado cambia constantemente y sólo los conceptos inmutables prometen la supervivencia. Si no lo reconoces, mejor déjalo estar antes de liquidar otra cuenta. No puedes permitirte entrar en ese «debate». Pero no todo está perdido.
¿CÓMO AFRONTARLO?
Para desarticular el efecto del galope de Gish en tu trading, igual que en un debate, la clave reside en desactivar la bomba antes de que explote. Es decir, cortar instantáneamente las falacias presentadas. Las principales herramientas del trader artificiero, cómo no, son el pensamiento probabilístico y contar con un sólido conocimiento de las bases inalterables de todos y cada uno de los mercados: las limitaciones de los profesionales. Ya sabes, la necesidad de obtener liquidez sin que ellos mismos muevan el precio en su contra. Las, en algunos casos, mafiosas tácticas antes presentadas, te permitirán reconocer y refutar rápidamente cualquier metralleta de engaños que observes en el precio. Ganas algo de tiempo que puedes emplear en objetivar tu lectura en la medida de lo posible.
Para ello, para ganar el «debate» y contrarrestar el efecto del galope de Gish, tomemos como nuestras las enseñanzas del campeón mundial de debate de Harvard. Bo Seo, el fulano en cuestión, lo resume y resuelve en tres pasos, adaptados para la ocasión:
Toma consciencia de que algo falla y no evites la confrontación: Este punto es relativamente sencillo. Puedes considerarlo así «por defecto». Recuerda que la manipulación en el mercado es una necesidad de los dueños del cotarro. Ocurren estas cosas, la reacción normal, y el mayor problema emocional en el trading, con la activación del mecanismo lucha-huida. El miedo —a perder— te instala en la autocomplacencia. No mires a otro lado, con la boca cerrada. Eso te enemista contigo mismo. Entonces, echas por tierra los fundamentos de tu sistema. Mejor luchar, aceptar el reto, pero, eso sí, nunca desde el deseo de venganza. Lo primordial es hacer valer tu enfoque respetando las reglas del juego. Y no me refiero a tu enfoque subjetivo, que precisamente es el problema. Tu criterio, en realidad, es el que dicta tu sistema de trading.
Aplica un nuevo paradigma y no le lleves la contraria: No te lo tomes como algo personal. El mercado no está en tu contra. De hecho, no te tiene en consideración alguna. Sólo eres un participante más. No creas que todos los astros están alineados para destruir tu cuenta. No pienses que se están atacando justo tus puntos débiles para desmoralizarse —lo hacen, pero no porque seas tú—. No te tengas tan en consideración. Eso te sitúa en un intento de posición de fuerza ante un oponente contra el que no tienes ninguna posibilidad. En su lugar, no le lleves la contraria al mercado. Articula tu propia estrategia actuando cual una rémora. Como el experto dice, una «buena discusión» es aquella en la que «ambos bandos terminan con la idea de que lo harían de nuevo». Busca ese setup que repetirías una y otra vez desde la absoluta confianza, incluso bajo presión. ¿Lo tienes?
Acepta el trato: Contraargumentar las posiciones de las manos fuertes es imposible. Inútil como el cenicero en una moto. Pero si desmenuzas el proceso detrás del razonamiento, lo más probable es que los acabes entendiendo. Es lo más parecido a llegar a un acuerdo. Algo así como un quid pro quo, aunque siempre habrá alguien en el lado equivocado, pero mientras no seas tú… Ese, y no otro, es tu sitio en el mercado. En el debate y tira y afloja de la subasta del precio. Acéptalo, pues es la única forma que tienes de obtener beneficios consistentes.
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