En el capítulo anterior recordamos las famosas obligaciones del trader. Ya sabes: gestionar correctamente el riesgo, desempeñarte desde la profesionalidad, disponer de un profundo conocimiento del mercado y de tu sistema, la mejora continua y la regulación emocional. Nunca está de más recordarlas, pero nada que no sepas ya. Las necesitas en tu arsenal. Son parte de tu compromiso con el precio. Son exigibles a cualquier trader que se precie de prospectar con éxito ese o aquel subyacente. Si bien sobre esto puedes ser enterrado en información y literatura, la mayoría paja y refritos, todo sea dicho, respecto a su contrapartida no se habla tanto. Pareciese que a nadie le importe en demasía. Pero a mí sí. O lo mismo es que ni han caído en ello. Me refiero, ya lo sabes, a tus potestades como trader. Las obligaciones asimismo han de acarrear derechos. No va a ser todo negativo en este nuestro querido mundo del trading. Suele estar así enfocado, excepto a la hora de venderte el éxito fácil, pero no es tan negro como se pinta. La cuestión es ponerte del lado asertivo del asunto. Las cosas claras y el chocolate espeso. También tienes tus privilegios. Derecho al trading de éxito. Eso sí, lamento decirte que el derecho a ganar no está entre ellos, más bien al contrario.
Recapitulando, y resumiendo mucho, ya vimos:
Tienes derecho a priorizar tus propias necesidades de trading. Puedes, debes y estás en tu derecho de establecer prioridades y tomar decisiones.
Tienes derecho a cambiar de opinión sobre tu trading. Mentalidad abierta y perspectiva curiosa por delante.
Tienes derecho a expresar tus emociones. También tus opiniones. El error es afirmar con rotundidad que se deben apagar los sentimientos al especular en el mercado.
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