En el primer y aclamado artículo de Psico & Trading “Mereces perder”, criticaba la cultura del merecimiento llevada al trading. La absurda idealización de que tus esfuerzos serán recompensados por el mercado por pura gracia divina. Si bien, este no te tiene en consideración. Dicho claramente, tus pocos miles en el broker se la traen al pairo. No es por ti. Es que es un ente que se sujetiza para simplificar el diálogo —el mercado esto y el mercado aquello— lo cual lleva a confusiones. Él, no va a por tus stops. Simplemente, engrana los intereses de todas las partes. También los tuyos. Por eso, olvídalo, no te debe nada. No tiene deberes contraídos contigo y, sin embargo, tú, como trader, sí los tienes con él, ¿no? De nuevo, una cuestión semántica. Más bien se trata de obligaciones con tu operativa. Contigo mismo. Responsabilidades, compromisos, está claro, pero ¿y tus derechos?
Huelga decir que existen multitud de derechos. Los hay para cualquier ámbito. Los Humanos, los laborales, civiles o penales. Son los mecanismos que velan por las libertades y garantías. En mayor o menor medida, te serán de sobra conocidos. Las obligaciones son el contrapunto. Son los compromisos adquiridos justamente en el ejercicio de los derechos. No existen derechos sin responsabilidades y viceversa. En el trading tampoco. Que se retrate al mercado como una suerte de funambulismo sin red, el mayor circo jamás visto, no significa que esté eximido de deberes. De leyes. En el fondo, se trata de un montón de personas con el mismo objetivo: extraer plusvalías. Y donde haya individuos, debe prevalecer alguna ley. La de la selva, la del salvaje oeste, la del talión o la que sea. Al margen de las regulaciones, las normas que rigen el mercado, la subasta oferta-demanda, exigen compromiso. O eso o al paredón. Excepto casos excepcionales, no hay reinserción para el operador reincidente.
Como trader, estás sujeto a las regulaciones, leyes financieras y fiscales según la jurisdicción en la que operes. Pero no voy por ahí, sino por las responsabilidades que se le presuponen a un trader rentable. Determinante y rápidamente, a saber:
Una de las obligaciones principales es gestionar el riesgo de manera efectiva. Identificar y evaluar los peligros asociados con cada operación. De establecer límites de pérdida. De posicionarse con el tamaño adecuado. También con el apalancamiento idóneo. De la diversificación. En definitiva, de reducir el riesgo de ruina a cero. La idea es preservar el capital a toda costa, la materia prima del trading, mientras se expresa la ventaja estadística del sistema.
Otra es la profesionalidad. Tu obligación es la de proceder cual trader experto. Las actuaciones mediocres son las responsables de esos resultados de aficionado. Aquí se incluye la constancia, la disciplina, la autoevaluación, la paciencia, el entrenamiento, el foco. Las rutinas y hábitos pre, durante y post sesión. El ceñirse al trading plan sin miedo y sin duda. Lo mismo respecto al pensamiento probabilístico. El registro y revisión de datos y estrategias. La evaluación de la eficiencia, identificación de áreas de mejora y los consiguientes ajustes. El establecimiento de objetivos de rendimiento. Ver el trading como un negocio y actuar en consecuencia.
Te debes a un profundo conocimiento del mercado. En general y de los subyacentes en los que operes. De estar al tanto de su idiosincrasia, pormenores y de los eventos y factores que puedan afectar al precio. La cuestión siempre es que tomes decisiones informadas de cara a explotar tu ventaja.
Actualización y mejora continua: El mercado está en constante evolución, por lo que es un deber mantenerse al día y en incesante aprendizaje. Incluso ser flexible. Has de invertir tiempo y esfuerzo en tu formación y desarrollo profesional. Una y otra vez, buscar oportunidades de crecimiento y mejora constante. Detectar errores de ejecución y emocionales para eliminar ese eslabón débil por el que se rompe tu operativa. Aprender de éxitos y fracasos. Buscar retroalimentación y regurgitarla para adaptarse y crecer.
Es tu responsabilidad trabajar en pos del control emocional. El trader victorioso es el capaz de manejar el miedo, la codicia o la impaciencia. De mantener los disparadores por debajo del umbral de activación. Evitando que afecten a sus decisiones. Una mentalidad equilibrada y objetiva. Tomar elecciones racionales en lugar de reaccionar impulsivamente. Las emociones son información, y esta te será útil mientras mantengas la máxima objetividad posible.
Respecto a las obligaciones del trader, existe literatura de sobra —no tan buena como esta, pero ahí está—. Imposible trillarlo mucho más sin provocar sopor. El meme de Tony Stark con los ojos en blanco se queda corto. Sin embargo, curiosamente, sobre los derechos, no se habla tanto. De hecho, nada de nada. Las potestades en el trading son unas grandes desconocidas. Claro que ocurre como las obligaciones, que al ser autoimpuestas, no existen como tal. No están grabadas en piedra. No hay Mandamientos, Constitución, Boletín Oficial o Real Decreto del trading. Que yo sepa, al menos. Pero si las obligaciones no pueden existir sin la otra cara de la moneda, había que encontrarlas. Aquellos derechos que se descubran como fundamentales para el bienestar emocional. Este será, a la postre, la principal palanca del desempeño experto de tu trading. Aquí encajan como un condón los llamados derechos asertivos.
Y es que la asertividad es esa gran habilidad social de expresar pensamientos de manera directa, educada, honesta y sin doble intención. Es el punto intermedio, y esta es la clave, entre la conducta pasiva y la agresiva. Pasiva respecto a la constante evitación de la confrontación directa. Agresiva según la pérdida de control, dejado en manos de la ira. De nuevo, el mecanismo de lucha —agresiva— o huida —pasiva— que tan mal encaja en el mercado. Es decir, se trata del equilibrio emocional. Ahora te resuena mejor en esto del trading, ¿verdad? La conciliación psicológica —el psicotrading es eso y no el producto barato de los gurús del marketing— y la buena comunicación, tanto respecto al autodiálogo como con el mercado, es uno de los grandes pilares del éxito en el trading. Veamos cómo:
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