#38 Efectos especiales VI: Bannister
La motivación, la indefensión aprendida, el aprendizaje por observación y los verdaderos oponentes en el trading.
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En 2012, Roger Bannister fue homenajeado en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres. Uno de los grandes iconos del deporte británico. Quién fue este señor y por qué te interesa para la mejora de tu trading es algo que vendrá en seguida. Confía en mí. Antes, su increíble historia:
En la primera mitad del Siglo XX se sabía, a ciencia cierta, que era imposible para un ser humano recorrer una milla de distancia en menos de 4 minutos. Sin embargo, en 1954, Roger Bannister se convirtió en el primero en romper dicha barrera. Lo consiguió en 3:59.4 minutos. Se desmoronaba así la creencia popular de que ninguna persona sería capaz de conseguirlo. Los estudios concluían que el cuerpo no estaba fisiológicamente preparado. Los médicos aseguraban en las tertulias que el iluso que lo intentará podría colapsar. Expertos y sus “experticidades”. Una gran proeza y, sin embargo, más interesante fue lo que sucedió luego.
Tras años de intentos fallidos por atletas de todo el mundo, al poco, otros deportistas consiguieron mejorar la marca de Bannister. Un año después, dieciséis atletas lograron romper la barrera de los 4 minutos. Y al siguiente, eran más de trescientos corredores. Y así, uno tras otro, incluso mejorando marcas, hasta alcanzar los 3:43.23 minutos a fecha de este texto — la plusmarca masculina está en poder del marroquí Hicham el Guerrouj, en Roma, el 7 de julio de 1999 —. Todos ellos tenían la capacidad de hacerlo antes de que Bannister lo materializara. Quizás no se exigieron lo suficiente hasta que dispusieron la fuerte motivación de batir a alguien que ya lo había conseguido. Aunque, por otro lado, probablemente tuvo más que ver con los avances en los entrenamientos tras el fin de la IIGM. ¿O fue la experiencia de Bannister la que proporcionó nuevas creencias, lo bastante fuertes como para generar la certidumbre de que también podían conseguirlo?
Esta historia ha sido sobada en cientos de charlas motivacionales. Incluso hay libros y documentales al respecto. Ya sabes. Sobre la importancia de creer en uno mismo y demás. De no dejar que otros te digan que no podrás. Manida hasta cierto punto y, sin embargo, de nuevo será de utilidad. Al fin y al cabo, este hito viene como anillo al dedo para hablar de la función de la motivación y de la indefensión aprendida a la hora de hacer trading.
Colaboración:
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INDEFENSIÓN APRENDIDA
La moraleja de la historia no gira en torno a la idealización del héroe consiguiendo una hazaña imposible de lograr. En artículos anteriores se trató sobre que tirar de proezas para conseguir buenos resultados en los mercados no es obligatorio. “El trader que empezó de cero y alcanzó la fama”… Agotador. La clave está en que los límites establecidos, la barrera de los 4 minutos, se crearon de forma arbitraria. Bannister sólo fue el primero en refutarlo. Todo el mundo, expertos incluidos, se oponían ante la posibilidad de que fuera posible una marca inferior. Por tales juicios, los atletas se enfrentaban con una actitud de indefensión aprendida. Muchos lo intentaron y fallaron. En el fondo, no estaban convencidos de poder lograrlo. Esto derivó en profecías autocumplidas a mansalva, que no hacían sino reforzar el relato oficial: es imposible. Acabaron convencidos de que así habría de ser, pues no había ningún indicio que indicase lo contrario.
El trading es otro ejemplo de ello. Especialmente entre aquellos en fases tempranas de desarrollo, que llevan mucho tiempo intentándolo sin resultado. Tras tantas formaciones tomadas y sistemas diseñados, todos fallidos, terminas por creer que no serás capaz. La autoestima merma, lo que afecta a tu motivación para seguir buscando aquel trading plan al que poder sacar partido de forma consistente. Se convierte en un círculo vicioso. Estos traders acaban sospechando que quizá existan factores que no son capaces de controlar —los hay, pero aquí me refiero sobre los que sí puedes: ejecución, gestión de riesgo, emocional y procesos de mejora—. Pierden la confianza y la esperanza: la matemática y la circunstancialmente propia.
Perseguir objetivos tan demandantes, sea batir una plusmarca o hacer trading profesional —alto rendimiento, al fin y al cabo— requiere de motivación suficiente para llevar a término las acciones necesarias. En concreto, altas cotas de desempeño técnico y emocional. Pero si en tu cabeza resuena sin parar que «no vas a conseguirlo», que esto del trading «es imposible», que si «el 90% de nuevos traders nosecuantos», o cuando, a diario, ves caer en batalla a tantos compañeros, te creerás poco capaz y, en consecuencia, es probable que inviertas menos recursos —tiempo y dinero— en ello. El hecho de que te martilleen respecto a lo imposible y extraterrestre que es perseguir ese sueño húmedo que es vivir del trading, sin duda influirá en tu motivación.
LA ILUSIÓN DEL APRENDIZAJE POR OBSERVACIÓN
Otra de las lecciones que se extrae del efecto Bannister. Observar como otro trader lo ha conseguido no es suficiente para que puedas hacerlo tú. Hoy encuentras casi cualquier información sobre trading de entre tantos cursos, cursillos, libros, newsletter, canales de Youtube, de Discord, de Telegram, etc. Cualquier temática y habilidad que desees empezar o retocar. Un sinfín de conocimiento para desarrollarse de forma reglada o autodidacta —si consigues separar el grano de la paja—. La mera observación de perfiles de éxito, posible en RRSS, salas de trading, foros y demás, es otra opción, a priori, interesante. Sin embargo, podría no serlo tanto. Al disponer de un ideal y ver cómo lo han hecho posible, te parecerá que tú también estás facultado para ello. Poder, puedes, claro, pero no por una cuestión de observación y de intención. Eso es ilusorio. Un estudio concluye que las personas sobreestiman cuánto mejoran sus habilidades después de contemplar el desempeño de otros. Lo curioso de dicha investigación, es el aumento de la confianza de los espectadores en sus propias capacidades tras ver un simple vídeo. Efecto Dunning-Kruger, en parte. Al observar a un trader en acción, te creerás capaz de hacerlo igual. Pero, a la hora de la verdad, se te da tan mal como si no lo hubieras visto. Observar mejora tu confianza, aunque parece que no tanto tu capacidad. Y es que una cosa es saber lo que debes hacer, aprenderlo, memorizarlo, y otra experimentar el llevarlo a cabo. Después de ver cómo opera un trader experto, la propensión es a subestimar la complejidad de la habilidad, a la vez que se sobreestiman las capacidades propias. Así que ni tanto ni tan calvo. Ni concluir que es imposible por ser algo consensuado como complicado, ni infravalorar las actitudes y aptitudes necesarias para un desempeño exitoso.
¿CONTRA QUIÉN COMPITES?
«No te midas con los demás». «No tienes que demostrarle nada a nadie». «Sé la mejor versión de ti mismo». Lo habrás oído cientos de veces. Especialmente comunes en aquellos ámbitos donde se prime el progreso como única forma de consecución de objetivos. Suena a maldita autoayuda, pero se torna en verdad universal. En trading es igual. Y es que la comparación directa contra un oponente, que podría ser tu contrapartida en este juego, no parece el buen camino para evaluar los resultados. Un trader en progresión será obviamente mejor que su mejor versión anterior mientras siga ascendente su curva de mejora continua —una comparación directa consigo mismo con base en el histórico de resultados—, por lo que tampoco aplica tanto. Sin embargo, aunque parece una filosofía lógica, si se tienen en cuenta las orientaciones motivacionales, quizá esas frasecitas puedan estar poniendo cortapisas.
La visión clásica de motivación distingue dos tipos de orientaciones: a la maestría y al aprendizaje, dirigida a ser una mejor versión, y a la ejecución, centrada en mostrarse superior a otros. Cada una trae consigo una serie de rasgos emocionales, cognitivos y conductuales. En la primera, los errores se ven a modo de excusa de mejora —puedo hacerlo mejor— y no como el fracaso que sugiere la segunda —no podré super a los demás—. De ahí que las famosas frases motivacionales se enfoquen respecto a la mejora personal, pues la alternativa es poner en duda la posibilidad de conseguirlo. Y, claro, eso no vende. De entrada, parece evidente que se obtienen mejores resultados al elegir la superación personal en detrimento de la derrota de un tercero. Es así que eliges retos de mayor complejidad cada vez y eres menos susceptible a los errores. Al tenerlos tan en consideración, el trading se vuelve más placentero. Aumenta la implicación, la adherencia y el interés intrínseco por la actividad en sí. Todo indica que es mejor orientarse al crecimiento personal que respecto a superar a otros. Pero, como sabes, en trading y en la vida, no todo es blanco o negro. Roger Bannister es una muestra de que quizá ambos enfoques no sean incompatibles. Él buscó en todo momento, y entrenó, batir una marca “imposible”. Necesitó una mejora progresiva personal y también “derrotar” a otros que no lo consiguieron. Realmente, no hay justificación para contemplar ambos tipos de procesos como excluyentes e incompatibles. La llave del éxito podría encontrarse en combinar ambas. ¿Contra quién compites? Las metas de aprendizaje, es decir la “lucha frente a uno mismo”, te ayudan a centrar la atención en los aspectos que debes seguir perfeccionando, mientras que las metas “por ser el mejor”, proporcionan la pasión necesaria por conseguir aquello que te propongas.
«Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón» — Henry Ford.
El efecto Bannister es un ejemplo del poder de las creencias y de como estas tienen la capacidad de limitarte o potenciarte para lograr cosas aparentemente improbables. Tan improbables, por todos los medios escupido, como es el éxito trading. Al ver que otros lo han conseguido, han roto esa barrera infranqueable, tu mente se abre a la posibilidad de lograrlo. No son necesariamente más listos que tú, ni disfrutan de capacidades sobrehumanas. No han descubierto el santo grial del trading ni tienen el CI de Newton. “Sólo” han trabajadomucho y en la dirección adecuada. Creyendo en ello. Esto lleva a un aumento de la confianza y de la motivación para seguir empujando. No te conformes. Las barreras, los imposibles, dejan de serlo cuando renuncias a verlos como tal. Sin exceso de confianza ni menospreciar al mercado; un duro rival. No consideres suficiente cualquier mejora. Piensa en ese objetivo que te hará avanzar. Que realmente te motive. Entonces, da todo de ti mismo hasta que sea sólo trabajo acumulado para luchar por la siguiente meta. Un hábito.
Ver a Bannister cruzando aquella meta no era la demostración de que cualquiera puede conseguir lo que se proponga. Esto no va sobre héroes ni de mirar la vida a través de gafas cristal color de rosa. Trata de que las barreras mentales autoimpuestas, forzadas por los discursos que compras, emborronan la visión que tienes de tus propias capacidades. Como fuere, tendrás la razón.
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