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El primer y bélico capítulo trató sobre la diferencia de autoestima entre los soldados de infantería y los de aviación: el control. El riesgo de acabar quemado a causa del estrés y ansiedad que genera el trading como fiel reflejo de la batalla, y que tomar el toro por los cuernos es la clave. Tener el mando de la situación genera calma. La ausencia de control necesita tratamiento urgente. En dicho artículo lo vimos.
Seguimos en primera línea de batalla. En trading nunca puedes bajar la guardia. Vuelta a la Segunda Guerra Mundial de la mano del psicólogo, psiquiatra y médico polaco Kazimierz Dąbrowski. Dąbrowski trabajó en un hospital psiquiátrico en Varsovia, donde trató a personas traumatizadas por la guerra y la ocupación. El hombre estudió a los supervivientes de la contienda para averiguar cómo convivían con las experiencias traumáticas tras el conflicto. En Polonia la cosa fue muy jodida. Holocausto, bombardeos, torturas… Primero los nazis y después los soviéticos. Poca broma. Entonces descubrió algo sorprendente. En un alto porcentaje, a pesar del lógico dolor irreparable, se convirtieron en personas más fuertes y conscientes — otros quedaron atrapados en sus traumas y trastornos—. En buena parte se describían incluso más felices. Antes eran seres débiles y consumidos por las trivialidades del día a día y, ahora, seguros y portadores de mayor confianza. Experimentaron un crecimiento personal significativo. Esas personas adquirieron máxima comprensión de sí mismas y del mundo que las rodeaba. Desarrollaron un sentido más profundo del propósito de la vida. Obviamente, no eran vivencias que desearán repetir ni por asomo. Cargarían siempre con las cicatrices físicas y emocionales. Pero, del infortunio, impulsaron una transformación.
(...) Para muchos de nosotros, los logros que más nos enorgullecen provienen de una gran adversidad. Nuestro dolor nos hace más resilientes, más centrados. Muchos supervivientes de cáncer, por ejemplo, afirman sentirse más fuertes y agradecidos después de ganar la batalla para sobrevivir. — Mark Manson en El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda.
El trabajo con los supervivientes de guerra llevó a Dąbrowski a desarrollar su teoría de la Desintegración Positiva. En ella postuló, sin entrar muy en profundidad — no procede — que la ansiedad, la depresión y otros trastornos pueden ser el detonante de una mutación personal, que se produce como parte de un proceso natural de desarrollo humano. No sólo la respuesta normal al trauma, sino también una etapa necesaria para propiciar el cambio.
EL DOLOR ES PARTE DEL TRADING
Y de cualquier actividad de alto rendimiento que, de manera inherente, requiere de sacrificios. El trading exige cambios radicales en la forma de pensar por defecto. Las reacciones adaptativas que nos han permitido sobrevivir hasta ahora ya no valen. Es más, son contraproducentes. El entorno es distinto. Estás muy cómodo en tu silla gaming, pero tu cabeza no tanto. Sólo ve peligros contra los que luchar o de los que huir, descarga emocional mediante. Esas alteraciones necesarias suceden al dolor que la situación inflige. Necesitas que la cosa empeore para reaccionar. Los cambios radicales de perspectiva suelen suceder en los peores momentos. Al tocar fondo. Es al sufrir dolor intenso que te cuestionas de veras qué debe estar fallando. Tras una crisis existencial, te detienes, miras objetivamente cómo has perdido el control de tu vida trading y, así, empiezas a plantear los cambios necesarios.
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